En las ciudades no hay silencio y a pesar del continuo runrún de sus maquinas aún se escuchan a los grillos cantar. Los ríos se secan, se entuban o quedan escondidos debajo de puentes vehiculares mientras el concreto se va expandiendo sobre las montañas. Vivimos inmersos en el paradigma de la naturaleza contra la cultura, percibiéndolas como opuestos. Sin embargo, las ciudades donde vivimos nos definen. Consideremos por qué se privilegian unas formas de urbanización sobre otras; si nos movemos a pie o encapsulados en automóviles, si el espacio publico se organiza alrededor del consumo o si nuestra fuente principal de información es la televisión.

La Ciudad de las Montañas reúne los proyectos de cinco fotógrafos que fueron convocados por el coleccionista regio Manuel Rivero a trabajar a partir de la ciudad más importante del norte del país. Monterrey es el paradigma de la cultura del trabajo y la productividad. En su paisaje de chimeneas industriales y enormes cerros que le circundan, el estilo de vida estadounidense se reinventa a la manera del noreste de México.

Esta exhibición presenta algunas de tantas posibles lecturas sobre un lugar que pierde su especificidad para extenderse a todas las metrópolis. Lo que aquí interesa es descubrir si, a partir de las miradas que se nos ofrecen, somos capaces de encontrar otras narrativas allende los estereotipos y los lugares comunes. La Ciudad de las Montañas como telón de fondo de los discursos de progreso y libertad frente a la desigualdad, las fronteras políticas como realidades concretas o como construcciones abstractas, la memoria selectiva ante el olvido intencionado y la interrogante sobre la verdadera naturaleza del ser humano. En la aparente lucha entre cultura y naturaleza ¿somos capaces de crear un hábitat en equilibrio en escenarios donde se disputa el poder?