Estallar las apariencias
Teo Hernández
19.04.18 – 15.07.18
La mirada se comporta como un prisma que desarticula o reproduce la realidad, pero es nuestro gesto el que decide esa transformación; se trata de una elección fundamental (…) hacer aparecer la imagen (…) siguiendo las normas de la visión… O caer al vacío desde el primer paso, clavarse en los ritmos y líneas que se entrecruzan, hacer estallar las apariencias.
Teo Hernández, 25 de diciembre de 1981
El cine de Teo Hernández nos recuerda que la potencia subversiva de la imagen no radica en su capacidad de reflejar o reproducir la realidad, sino en las experiencias sensibles y suprasensibles, rituales o mágicas a las que ella nos compromete. Hernández es una figura excepcional del cine mexicano y francés quien, desde el autoexilio en Francia, se consagró a una práctica cinematográfica experimental en el seno de una comunidad gay y grupos contraculturales parisinos hacia finales de las décadas de los sesenta y setenta. Cercana al chamanismo, la técnica cinematográfica de Hernández explora otros ojos, otros oídos, y en última instancia, otros cuerpos desde los cuales sentir, recrear o reescribir el mundo. Desde una cámara desobediente, lanza ejercicios autorreflexivos e íntimos que desarticulan, que cuestionan nuestra sensibilidad para finalmente restituir el cuerpo como principio activo o deseo. En efecto, al desestabilizar los fundamentos del cuadro y la narrativa, entre otros elementos del lenguaje cinematográfico, Teo interroga no sólo su propia identidad personal y artística, sino también la función del cine.
Estallar las apariencias: Teo Hernández es la primera revisión y exhibición crítica de esta obra en México —entre 1968 y 1991 el artista filmó alrededor de 160 películas de duración y formatos diversos (8mm, Super 8 y 16mm)— que, además, integra materiales de su archivo personal, de colaboradores, amigos y familiares. Organizada en cuatro núcleos (El Yo filmado, Derrames: mitos y conjuros, El cuerpo como vértigo, Ciudad íntima, ciudad ruin), esta selección subraya su apuesta radical por un cine táctil que, informado por las artes escénicas y la danza contemporánea, es capaz de invocar cuerpos y realidades por venir. Sin proponer una interpretación canónica, se introducen algunas inquietudes, obsesiones y filias de este artista en torno a la identidad, el rito, el cuerpo y la ciudad.
Créditos y agradecimientos
Teo Hernández
Artista
Andrea Ancira
Curadora
Sonora visual