Participar en una iniciativa que nos permite socializar nuestros procesos fotográficos, en un intercambio lúdico y afectivo, respaldados por dos grandes instituciones como lo son el MAZ y el CI, ambas con propuestas expositivas y formativas que han sido tan valiosas para mi, me resulta muy gratificante y esperanzador. Lo considero como un precedente importante para la comunidad que trabaja con fotografía contemporánea en la ciudad de Guadalajara y de la cuál formo parte. Confío que esta experiencia puede aportar valor al desarrollo personal y profesional de quienes fuimos y seremos parte. Creo que estos ejercicios pueden ayudar a fortalecer proyectos personales que podrían participar en la Bienal y también en otras latitudes, dar luz sobre estas plataformas y también sobre otros proyectos y artistas que han participado en el certamen.

El programa público de la XXI Bienal del Centro de la Imagen resultó ser un testimonio del compromiso colectivo. Puso en valor la iniciativa de todas las personas interesadas, estableció un marco excelente para comprender y ampliar nuestra noción de «comunidad». De estos esfuerzos surgió un tema consistente: un profundo interés en reflexionar sobre la práctica fotográfica y fomentar el desarrollo profesional de las y los artistas. Este programa cambia la identidad de la Bienal de un concurso tradicional a una plataforma vibrante que despierta alianzas, descubre perspectivas compartidas, enciende nuevas iniciativas, profundiza las reflexiones y facilita un aprendizaje significativo.

Lo que sucedió con el Círculo de lectura fue que un grupo de personas interesadas en la fotografía encontramos un espacio para compartir ideas, sobre un tema en específico mediado por el libro de Diego Lizarazo Arias, que tiene que ver con la representación del otro en escenarios de violencia. Invitándonos a preguntarnos si estas representaciones son éticas, el uso de estos contenidos, etc. La conversación brindó un espacio para reflexionar sobre la producción de la foto de calle, la foto documental, y algunas y algunos otros ejemplos sobre foto construida. Un espacio abierto al público para poder reflexionar en bola sobre estos temas, compartir ideas, compartir referencias y poder dialogar con el autor y que este pudiera responder a nuestras preguntas. Fue una buena experiencia para todxs, en el sentido de que es difícil tener la oportunidad de hablar directamente con el autor del libro, eso permitió que los participantes estuviesen más conectados con el tema y también lo que sucedió, es que muchos se cuestionaban su propia práctica, desde un punto de vista ético, o si incluso pueden mejorar sus prácticas.

Creo que la importancia de este tipo de programas seríaexpandirlos a otros rincones del país y no solamente que se queden en Ciudad de México. Creo que amplía las oportunidades que los fotógrafos foráneos, por así decirlo, tenemos para seguir practicando la profesión y, también,para tener este tipo de actividades para generar discusiones, diálogos con otros fotógrafos de la región y, también conocer sus opiniones, y formar una red de apoyo.
Y en particular círculo de lectura,para nosotros como fotógrafos fue muy interesante, ya que nos hizo reflexionar ccuál es nuestra labor al hacer fotografía, sobrelas narrativas que podemos manejar. Incluso también poner en discusión ciertos temas y también escuchar las opiniones de las demás personas. Eso también enriquece mucho tu experiencia y tu crecimiento como fotógrafo.
Además de que estas actividades son clave para hacer contactos y extender un poco el círculo fotográfico fuera de la Ciudad de México.